Funciona, en estado usado y algo sucio. formato 135 (universal)
Un sencillo cuerpo de baquelita, una lente con obturador… y nada más. Así es esta simple cámara que fue fabricada en España entre los años 1949 y 55 por una empresa llamada Manufacturas de Física Aplicada Fowell S.A. Monta una sencilla lente de menisco de focal y foco fijo, de 50mm. El obturador mecánico es central, montado entre las lentes, y sólo tiene dos posiciones: “Instantánea” (velocidad aproximada de 1/50) y “Tiempo” (equivalente al modo Bulb). El disparador es una palanca en el lateral del objetivo, como era habitual en estos objetivos de obturador central que solían usarse en las cámaras de fuelle; el disparador no requiere ser armado, funciona siempre por lo que es muy fácil hacer dobles o triples exposiciones… incluso de forma involuntaria ya que no se traba tras una toma ni es preciso pasar película para armarlo. Se pueden seleccionar tres diafragmas: 7.7, 11 y 16, accionando una palanquita en la parte inferior del objetivo; esta palanquita lo único que hace es mover una lámina interna del objetivo con una apertura mayor o menor.
En los años 40 y 50 existía en España una figura legal en el campo de las patentes llamada Patentes de Introducción. Básicamente era una argucia por la cual una empresa española podía plagiar con total descaro una patente extranjera, es decir, una puerta abierta al plagio más desvergonzado. La idea era incentivar la industria en un país anclado en el pasado, pero en la práctica servía básicamente para fusilar patentes de otros países para mayor beneficio de ciertas empresas patrias.
En este caso, la patente de introducción (como se ve incluso en una inscripción en el objetivo) plagiaba un diseño norteamericano, concretamente el de la Spartus 35F. Si bien el original norteamericano tenía algunos detalles de calidad como el montaje del objetivo en aluminio o el soporte para flash, la Fowell copia descaradamente todo el sistema de fotografía y paso de película. (Álvaro Remesal)
Las patentes de introducción se declararon ilegales y dejaron de concederse en 1986, con la entrada de España en la CE y como una de las exigencias del Mercado Común para aceptar el ingreso de España, lo cual ciertamente tiene bastante lógica.